Por Antonio Rossi
El cuestionado negocio del servicio de remolcadores para los barcos de GNL que—alentada por el área de Transporte de Guillermo Dietrich—la estatal Enarsa le adjudicó al gigante naviero danés Maersk sumó una nueva anormalidad que no complica la baja de costos portuarios anunciada por los funcionarios y pone en duda la “transparencia” anunciada en el manejo de las licitaciones.
Según los términos de la contratación que Enarsa acordó con Maersk y la agencia local Marítima Meridian de la familia Samarín, los remolcadores usados que fueron propuestos para atender los buques metaneros que arriban a los puertos de Escobar y Bahía Blanca tenían que haber entrado en servicio el sábado 1 de octubre con todos sus papeles y autorizaciones al día.
Pero lejos de cumplir con lo previsto, un día antes del plazo fijado Maersk le comunicó a Enarsa que aún no pudo ingresar los remolcadores al país y que va a necesitar entre 30 y 45 días más para comenzar a operar.
Los remolcadores metaneros según el pliego de licitación deberían haber entrado en funciones el primero de octubre, pero Maersk pidió entre 30 y 45 días más para empezar a operar.
Los equipos de remolque que Maersk y Meridian incluyeron en su oferta se encuentran en el puerto de Montevideo donde ya fueron revisados por técnicos de la Prefectura Naval Argentina (PNA). El resultado de las inspecciones habría dejado varias dudas respecto al estado y las condiciones de seguridad de los remolcadores.
De acuerdo con los datos que se manejan en el sector, al menos 3 de los 6 remolcadores que ingresarían inicialmente al país deben ir a “dique seco” para que los inspectores de Prefectura vuelvan a revisar fuera del agua las estructuras externas de las naves y definir qué tipo de reparaciones hay que efectuar antes de que sean autorizados a funcionar.
Junto con los permisos de Prefectura, Maersk tiene que lograr otras cuatro autorizaciones técnicas y legales clave provenientes de la secretaría de Industria, el INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial), Aduana y la secretaría de Puertos y Vías Navegables que conduce Jorge Metz.
Pese a que la cartera de Transporte no intervino directamente en la licitación, Metz y el ministro Dietrich han mostrado un significativo interés en que Maersk pueda ampliar sus negocios en el país en el segmento de los remolcadores.
Un contrato de 50 millones de dólares
El grupo naviero danés es uno de los principales operadores mundiales de terminales portuarias y barcos de cargas. En Argentina, opera la terminal 4 del puerto de Buenos Aires y a nivel mundial concentra alrededor del 20% del tráfico y movimiento de contenedores.
Tras haber defendido publicamente la adjudicación del contrato que implica una facturación anual del orden de los 50 millones de dólares, las autoridades de Transporte no descartarían otorgarle a Maersk una especie de “permiso extraordinario” para que comience a operar mientras concluye el resto de los trámites legales.
Mientras tanto, la demora en el arribo de los remolcadores llevó a Enarsa a tener que tomar una medida insólita. Para poder asegurar la atención de los barcos de GNL que arribarán en octubre, la empresa que conduce Hugo Balboa tuvo que salir a contratar transitoriamente a Trasnona, la firma local de remolcadores que fue desplazada al segundo lugar en la polémica licitación y que tiene en curso una demanda judicial contra Enarsa por haber -supuestamente- direccionado la adjudicación del negocio a favor de Maersk y Meridian.
Ante la demora de Maersk, el directorio de Enarsa tomó una medida insólita: Contrató de apuro a la local Trasnona, que denunció a la empresa estatal por haber direccionado la licitación en favor de la naviera danesa.
Según la programación vigente, en octubre deben ingresar cuatro barcos de GNL al puerto de Escobar y uno, al de Bahía Blanca, los cuales terminarán siendo atendidos por Transona debido al incumplimiento de Maersk.
En tanto, en la causa judicial que ahora está en manos de la Sala II de la Cámara Civil Comercial Federal, Transona denunció que las autoridades de Enarsa demoraron 18 días la notificación oficial del resultado de la polémica licitación.
Según las pruebas aportadas a los camaristas, Enarsa le adjudicó formalmente el negocio de los remolcadores a Maersk y Samarín el 29 de agosto pasado.
Pero en vez de comunicar de inmediato esa decisión a Transona, los directivos de Enarsa retuvieron la notificación oficial hasta el día 16 de setiembre.
La inexplicable tardanza registrada en la comunicación oficial habría respondido al objetivo de entorpecer la presentación y el tratamiento de la denuncia judicial que llevó adelante Transona.
El planteo judicial impulsado por Transona se focalizó en tres aspectos clave de la oferta de Maersk y Samarín que no se habrían ajustado al pliego y que Enarsa dejó pasar a instancias de los ministros de Energía, Juan José Aranguren y de Transporte, Guillermo Dietrich.
En primer lugar, la propuesta y rebaja tarifaria estuvo condicionada a dos variantes que no estaban contempladas en el pliego: un contrato por 24 meses y la doble operación de los puertos de Bahía Blanca y Escobar.
En segundo lugar, los remolcadores ofrecidos por Maersk no estaban matriculados en la Prefectura Naval al momento de presentación de la oferta, tal como exigían las bases y condiciones de la licitación.
Y por último, si bien Meridian es una empresa nacional, lo que ofrece para remolque son unidades extranjeras que no se encuentran inscriptas legalmente y no se ajustan a las reglas del Compre Argentino y a la ley de cabotaje que prioriza a las embarcaciones locales.
(Publicado en lapoliticaonline.com)