A la hora de anunciar obras públicas, el macrismo no se muestra muy distinto a lo que era administración kirchnerista. Y más en época electoral cuando todo vale para captar adhesiones y votos haciendo promesas de campaña y anuncios anticipados de proyectos e inversiones.
A los recientes avisos e informes oficiales que dan cuenta de un amplio programa de obras que llevará adelante la Nación en los próximos años, se sumó en los últimos días una llamativa movida del gobierno porteño de Horacio Rodríguez Larreta.
Por medio de la empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas SA), la administración capitalina lanzó al ruedo con bombos y platillos una obra que ya había sido propuesta en 2011 por la ex concesionaria ferroviaria TBA (Trenes de Buenos Aires) que comandaba el grupo de la familia Cirigliano.
Se trata de la instalación de puentes móviles y desmontables para remplazar los pasos a nivel que se encuentran en la traza porteña del ferrocarril Sarmiento.
Rodríguez Larreta y el ministro de Desarrollo Urbano y Transporte, Franco Moccia anunciaron la construcción de un primer puente de estas características en Flores. Estará a la altura de la calle Argerich y con sentido hacia el sur y –según los funcionarios – permitirá mejorar la seguridad y conectividad para vehículos livianos, colectivos y peatones.
El puente –que tendrá 265 metros de largo con dos carriles de 3,50 metros de ancho y un sentido único de circulación hacia el sur de la ciudad—estará habilitado al tránsito en marzo del próximo año.
La estructura del puente se levantará con vigas de hormigón, que podrán desmontarse y volver a ser montadas en otro lugar para ejecutar una conexión vial de similares características.
Más allá del alivio que puede representar para los automovilistas que transitan por la zona de Flores, la alternativa de los puentes móviles y desarmables ya había sido impulsada sin éxito en 2011 por la ex compañía ferroviaria TBA.
En el segundo semestre de ese año, la empresa que controlaba Claudio Cirigliano le propuso a la Nación y la Ciudad --que ese momento estaba bajo el mando de Mauricio Macri—un proyecto integral para sustituir todos los pasos a nivel de la línea Sarmiento con los puentes desmontables.
En el tramo capitalino del Sarmiento que va de Caballito a Liniers, el proyecto preveía instalar seis puentes provisorios con un costo promedio que rondaba entre los 18 y 20 millones de pesos.
Por la falta de acuerdo entre la administración nacional K y el gobierno local macrista y la tragedia de Once registrada en febrero de 2012, los puentes de TBA quedaron congelados.
Y ahora, seis años después, los funcionarios de Rodríguez Larreta decidieron actualizar el proyecto con un anuncio en plena batalla electoral.
Publicado en Informador Público