20/05/19

Tras acumular dos fracasos, Dietrich vuelve a licitar la deteriorada terminal de Retiro que sigue teniendo como concesionario a Otero

Por Antonio Rossi


Guillermo Dietrich - Nelson Otero

Tras haber cosechado un doble fracaso en los dos intentos que llevó adelante desde 2016, el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich se apresta a lanzar un nuevo proceso licitatorio para reprivatizar la terminal de ómnibus de Retiro.

Se trata de la tercera convocatoria a operadores privados que efectúa la administración macrista y nada asegura que ésta vez pueda tener éxito y no registre un nuevo papelón político y económico.

Al igual que en los casos anteriores, la licitación de Retiro tiene como protagonista principal y expectante a Néstor Otero, el actual concesionario de la terminal, quien arrastra una condena firme por haberle pagado dádivas al ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime y se encuentra procesado y con prisión domiciliaria en la causa de los cuadernos de las coimas que lleva adelante el juez federal, Claudio Bonadío.

Con su empresa TTA (Terminales Terrestres Argentina), Otero había ganado las dos licitaciones anteriores que impulso la cartera de Dietrich. Pero cuando llegó el momento de adjudicar la concesión, el gobierno de Mauricio Macri se echó atrás y para no asumir el costo político de renovarle el negocio a Otero optó por darle de baja a los dos llamados.

Como tampoco se animan a rescindirle la actual concesión pese a los incumplimientos contractuales y el pésimo estado de la terminal, los funcionarios de Transporte siguen manteniendo a Otero como operador de Retiro.

La concesión vigente había arrancado en la época de Jaime y tenía fecha de vencimiento abril de 2016. Desde entonces y en medio de los fracasos licitatorios, las autoridades nacionales han venido aprobando sucesivas prórrogas temporarias para que Otero siga manejando Retiro.

Tras asumir a fines de diciembre en 2015, Dietrich había prometido que uno de sus principales objetivos iba a ser la modernización y el cambio del operador privado de la terminal de Retiro.

Pero hasta ahora –y como ha sucedido en varios rubros más—el ministro no logró cumplir con su palabra y tal como se perfila el panorama Otero va camino a seguir siendo el concesionario de Retiro, como mínimo, hasta diciembre de 2019 cuando culmine el mandato de Macri.

La nueva licitación quedó a un paso de iniciarse tras la aparición de la resolución 293 de la cartera de Transporte que aprobó los pliegos de bases y condiciones.

Las nuevas reglas de juego contienen dos aspectos relevantes. Por un lado, convalidan los lineamientos esenciales de la licitación que habían formado parte de la instancia de “consulta previa” a los interesados. Y por otro lado, introducen nuevos cambios que apuntan a condicionar la participación de Otero y a facilitar el ingreso al negocio de nuevos jugadores ajenos al sector.

De acuerdo con los nuevos pliegos, el próximo concesionario deberá invertir durante los 35 años de contrato como mínimo 1.000 millones de pesos en reformas edilicias y obras nuevas para mejorar la accesibilidad, hacer más eficiente la operación de los colectivos, brindar mayores condiciones de seguridad y modernizar la atención y los servicios a los usuarios.

La concesión abarcará la explotación de los locales comerciales, la playa de estacionamiento, los espacios destinados a publicidad, las estaciones de servicios y de carga de combustible, los depósitos, boleterías, oficinas y los servicios rentados de maleteros.

A su vez, el nuevo concesionario podrá levantar un edificio contiguo al existente, en un área de aproximadamente 40 x 250 metros lineales, destinado a nuevos servicios y actividades complementarios de la terminal como hoteles, locales comerciales, centro de convenciones y sitios de esparcimientos.

Entre las principales reformas que deberá efectuar el futuro operador sobresalen: la incorporación de un nuevo hall de acceso, la reubicación de las boleterías, nueva delimitación de los servicios nacionales e internacionales y ampliación de los sectores de oficinas, locales comerciales y depósitos de encomiendas.

Para el análisis de las ofertas se mantendrá el sistema de evaluación de las anteriores licitaciones donde el 60% del puntaje provendrá del Sobre 1 (Antecedentes Empresariales, Capacidad Económica-Financiera y Propuesta Técnico-Empresarial) y el 40% restante saldrá del Sobre 2 (propuesta de canon mensual más inversiones comprometidas).

Por el lado de los puntos novedosos, los pliegos incluyen dos cláusulas llamativas orientadas a limitar las chances de Otero. En primer lugar, libera a los grupos oferentes de la obligación de llevar como socio pleno a un operador de terminales de pasajeros. Ahora los consorcios pueden acreditar antecedentes de “administración y explotación de terminales” con “contratos de transferencia de conocimiento técnico (know how)” suscriptos con operadores externos.

Y en segundo lugar, establece una larga lista de quienes no podrán ser oferentes que, en principio, dejaría fuera de carrera a Otero (por tener una condena judicial) y a sus familiares (por ser continuadores de una persona no habilitada) que se pusieron al frente de las empresas que operan terminales de ómnibus y trenes dentro del país.

Pero más allá de las bases y condiciones, el nuevo pliego también puso al descubierto la mala praxis y la ineficiencia de los hombres de Dietrich en la falta de control de la concesión de Retiro.

En el capítulo denominado “Diagnóstico”, el pliego destaca, entre otros, los siguientes puntos negativos que presenta actualmente la terminal por el deterioro de los últimos años:

--Ocupación caótica de los espacios de espera y circulaciones en todos los niveles; interferencias visuales y circulatorias; conectividad conflictiva por escaleras no habilitadas y circulaciones mecánicas sin funcionar.

--Pisos y cielorrasos deteriorados; carpinterías sin vidrios de seguridad; deficiente iluminación interior y exterior; pintura deteriorada o envejecida; filtraciones de agua; instalaciones eléctricas que no cumplen normas de seguridad; instalación aire acondicionado en mal funcionamiento y señalización poco clara, faltante o no visible.

--Generalizada ausencia de limpieza, reparaciones precarias, accesos sin controles y falta de seguridad dentro de la estación.

Fuente: Transporte y Energía