El nuevo secretario convoca a referentes de un think tank peronista: los nombres en danza. Además, planta bandera en Neuquén para monitorear Vaca Muerta.
Por Antonio Rossi
A la espera de los decretos que formalicen su nombramiento y el rearmado de la estructura interna de la Secretaría, el nuevo titular del área energética, Darío Martínez, comenzó a delinear la formación de su equipo de colaboradores y a mostrar los primeros rasgos de la gestión que prevé llevar adelante.
Elegido por el presidente Alberto Fernández para revitalizar la Secretaría de Energía en remplazo del polémico y desdibujado Sergio Lanzini, Martínez llegó al Gobierno con el apoyo del ministro de Economía, Martín Guzmán, y el visto bueno de la mayoría de los gobernadores.
Si bien mantiene una buena relación con la vicepresidenta Cristina Kirchner y un vínculo de amistad muy cercano con Máximo Kirchner, Martínez no está enrolado en las filas de La Cámpora ni del Instituto Patria. Con su designación, como señaló Letra P, la Casa Rosada logró un doble objetivo: dejó conforme a su principal socia política y eludió la ofensiva ultra K que buscaba remplazar a Lanziani con el exjefe de Gabinete y actual timonel de Río Turbio, Aníbal Fernández, o el interventor del Enargas, Federico Bernal.
El primer paso que dio fue juntarse con Guzmán para coordinar el traspaso de la Secretaría a la órbita de Economía y la definición del nuevo organigrama de la primera y la segunda líneas de funcionarios que tendrá el área energética.
A las provincias y a las empresas petroleras, Martínez les envió una clara señal de que uno de sus principales objetivos será reactivar la producción de hidrocarburos y potenciar Vaca Muerta: confirmó que la Secretaría abrirá una “subsede” permanente en la capital neuquina para agilizar los trámites y resolver los problemas operativos que surjan en los yacimientos patagónicos.
A diferencia de Lanziani, que no pudo constituir un equipo propio de colaboradores, Martínez pretende conformar un gabinete más homogéneo con técnicos del sector que están identificados con el peronismo y las administraciones provinciales.
A diferencia de Lanziani, que no pudo constituir un equipo propio de colaboradores, Martínez pretende conformar un gabinete más homogéneo con técnicos del sector que están identificados con el peronismo y las administraciones provinciales.
Uno de los que está analizando, a pedido de Martínez, los temas críticos del sector desde el fin de semana pasado es el ingeniero Guillermo Cappadoro. Exdirector de Política y Programación de la Energía Eléctrica, socio fundador de la consultora PSI y exasesor energético de las provincias de Santa Fe y La Rioja, Cappadoro podría convertirse en uno de los nuevos subsecretarios de Energía a cargo de las cuestiones vinculadas con la planificación y el manejo tarifario de las empresas eléctricas.
Para los temas de hidrocarburos, Martínez convocó a la ingeniera Nilda Minutti, exfuncionaria de Energía y exdirectora de Enarsa encargada de las importaciones de GNL y gas natural.
La tarea que le habrían encomendado a Minuttti es la revisión del Plan Gas 2020/2024 diseñado por Kulfas para incentivar la extracción de gas con subsidios del Estado. Ese plan de estímulo productivo fue objetado por Guzmán por los elevados desembolsos anuales que debería afrontar el Gobierno para evitar que los precios acordados con las petroleras se trasladasen íntegramente a las tarifas finales de los usuarios.
Otro de los técnicos que está asesorando a Martínez es Javier Gallo Mendoza. Exgerente general de Hidroeléctrica Ameghino y excoordinador de las centrales térmicas del proyecto Foninvemem, Gallo Mendoza estaría en carrera para hacerse cargo del manejo de Cammesa en remplazo de Esteban Kiper.
Cappadoro, Minutti y Gallo Mendoza tienen un punto en común: forman parte del Instituto de Energía Scalabrini Ortiz (IESO), el centro de estudios que agrupa a especialistas, académicos y exreguladores que se presenta con el objetivo “la construcción de un sistema energético soberano que ponga la energía al servicio de la población y la Nación”.
Martínez nutriría su equipo con integrantes del Instituto de Energía Scalabrini Ortiz, un think tank de orientación peronista que agrupa a especialistas, académicos y exreguladores.
De orientación justicialista, el IESO se diferencia del Instituto Patria por el hecho de no tener una postura ideológica cerrada y permitir la existencia de distintos matices en las posturas y planteos de sus integrantes.
Martínez también sumó al equipo de asesores a un hombre de confianza que proviene la comisión de Energía de la Cámara de Diputados. Se trata del licenciado en Economía Marcos Rado, quien podría transformarse en el responsable del área administrativa y contable de la Secretaría.
Una idea que estaría barajando Martínez es crear una subsecretaría o dirección específica que concentre el manejo y control de los subsidios que otorga el Estado a los usuarios residenciales de los servicios de luz y gas y a las familias que se abastecen de gas en garrafas.
Para ese puesto, el elegido sería Pablo Banchero, quien ya venía trabajando en el área de Energía con temas vinculados con planes de asistencia social y suministro eléctrico a barrios carenciados.
Tras haber formado parte en los primeros años del kirchnerismo de la agrupación los “Jóvenes K”, Banchero surgió de los equipos técnicos de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET, la casa de estudios que conduce el timonel de los porteros y empresario de medios Victor Santa María) y desde el año pasado mantiene una estrecha relación con la titular del Consejo Nacional de Políticas Sociales, Victoria Tolosa Paz.
APORTE INSUFICIENTE. La nueva línea de créditos del programa Procrear destinada a financiar las conexiones domiciliares a la red de gas natural no cayó del todo bien entre los gasistas matriculados.
Instrumentada por el ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat, la cartera que conduce María Eugenia Bielsa, la línea “Mejoramiento Gas” para las familias que aún no cuentan con el servicio de gas natural prevé financiar el costo de las conexiones domésticas con un préstamo a devolver en 60 cuotas y con una tasa de interés fija del 16%.
Disponible inicialmente para los usuarios de Gasnor, Gasnea, Metrogas y Buenos Aires Gas, el crédito cubre los costos de conexión a la red troncal y de las cañerías internas para la instalación de hasta tres bocas por vivienda (cocina, calefón y estufa). El problema, según los gasistas, está en los montos máximos fijados para los créditos de 44.500 pesos para la mayor parte del país y de 61.500 pesos para la región patagónica.
Los técnicos matriculados sostienen que el Gobierno se quedó cortó con los números porque los montos en juego no cubren los costos de los materiales y el trabajo de los instaladores. Según parece, los que diseñaron la asistencia crediticia tomaron los valores de julio de 2019 y se olvidaron de actualizarlos con la inflación del último año que superó el 50%.
Nota Editada en Letra P