Por Antonio Rossi
Entremezcladas en las 4.851 páginas de textos, planillas y números, el Presupuesto 2022 incluye tres medidas relevantes para el área de Transporte: una fuerte reducción de los subsidios destinados a los colectivos del interior del país, la reaparición en escena de la polémica mega obra del soterramiento de la línea Sarmiento y la reconfiguración operativa de las líneas de ómnibus urbanas y de larga distancia que tienen sus concesiones vencidas.
Remitida al Congreso en medio de la crisis política posterior a las primarias que ha sacudido los cimientos de la coalición gobernante, la hoja de ruta presupuestaria confeccionada por el ministro de Economía, Martín Guzmán, plantea una poda muy significativa en los subsidios nacionales que van a parar a los colectivos urbanos del interior del país.
Inicialmente, el Gobierno había aprobado para 2021 una compensación tarifaria anual para los servicios del interior de 20.000 millones de pesos. Tras la presión ejercida por las provincias y las intendencias, a mediados de año esa suma se incrementó a 28.000 millones de pesos. Ahora, el proyecto de Presupuesto establece que en 2022 las líneas de interior van a recibir 1.000 millones de pesos menos porque la nueva ayuda tarifaria ha quedado reducida a 27.000 millones de pesos anuales.
Si se toman en cuenta la inflación proyectada para este año, los subsidios a las líneas provinciales y municipales deberían trepar en 2022 a casi 41.000 millones de pesos. Para poder afrontar el bache de 14.000 millones de pesos que se perfila para el próximo año, a las autoridades del interior les quedarían, en principio, dos caminos: sacar recursos de sus cajas para cubrir la diferencia o autorizar una suba tarifaria en los boletos no inferior al 50%.
En el caso de los ómnibus de larga distancia también desaparece el auxilio mensual de 600 millones de pesos que tienen actualmente las empresas del sector.
En tanto, para los servicios de colectivos y trenes del AMBA, se prevé un desembolso mensual de 22.600 millones de pesos. Ese nivel de subsidios representa alrededor de 2.000 millones de pesos más que el total de la asistencia económica mensual que está girando actualmente el ministerio de Transporte a las empresas de ómnibus y a las operadoras ferroviarias de la región metropolitana. De mantenerse las compensaciones tal como están pautadas, la cartera que conduce el massista Alexis Guerrera tendrá que aprobar un ajuste tarifario en los boletos que, como mínimo, debería alinearse con la inflación del 33% que estimaron en el área técnica de Economía para el próximo año.
En lo respecta a la cantidad de pasajeros, el Presupuesto estima que habrá una vuelta plena a la normalidad. En los colectivos del AMBA, el registro actual de 5,6 millones de viajes diarios trepará en 2022 a 10,2 millones de viajes durante los días hábiles. En el interior, el promedio diario actual de 1 millón de pasajes se elevará el próximo año a 2,1 millones. Y en el caso de los servicios ferroviarios unen la Capital Federal con el Gran Buenos Aires, los 215 millones de viajes pagos de este año saltarán a 297 millones a largo de 2022.
Mega obra polémica
Por el lado de las inversiones ferroviarias, el podio lo encabeza la polémica y cuestionada obra del soterramiento de la línea Sarmiento. Para este mega proyecto que se encuentra paralizado desde el segundo semestre de 2018, el Gobierno asignó una partida de 9.138 millones de pesos.
Tras haber sido adjudicado hace 13 años, el soterramiento de las vías urbanas del ferrocarril Sarmiento ha acumulado numerosos cambios y complicaciones económicas y judiciales. En las primeras semanas de 2020, el fallecido ministro Mario Meoni había manifestado la intención de rescindir el contrato y acordar con las autoridades porteñas la terminación del proyecto con la construcción de un viaducto entre Villa Luro y Caballito. Un año después, la disputa con la Ciudad por la reducción de los fondos coparticipables y los reclamos de una solución por parte del consorcio adjudicatario llevaron a la cartera de Transporte a revisar la postura inicial y ordenar una auditoría integral sobre las obras y el avance del proyecto.
Pese a que constituye el principal desembolso previsto en el sector, quienes armaron el Presupuesto dejaron sin aclarar si la suma en juego se usará para reprogramar el proyecto o para afrontar la millonaria redeterminación de las obras impagas que reclama el grupo constructor integrado por la compañía italiana Ghella y local Sacde, cuyo dueño es Marcelo Mindlin.
En tanto, para mejorar la prestación de los servicios, el Presupuesto prevé la adquisición de material rodante para la línea Belgrano Sur por 8.800 millones de pesos, la compra de trenes para la línea Roca por 8.300 millones de pesos y la incorporación de formaciones eléctricas y coches motores por 2.265 millones de pesos para los restantes ferrocarriles Mitre, Sarmiento, San Martín, Belgrano Norte y Urquiza.
Por el lado de las obras de infraestructura, las inversiones comprometidas corresponden a la mejora del ramal Constitución-La Plata (7.646 millones de pesos); modernización línea Mitre (5.462 millones); puesta en valor del ferrocarril San Martín (5.271 millones); renovación ramal M del ferrocarril Belgrano Sur (4.319 millones) y prolongación del tendido y construcción de nueva estación terminal Constitución-Belgrano Sur (2.747 millones de pesos).
Con respecto a las empresas de colectivos, la cartera de Transporte llevará adelante un plan de acción orientado a cuatro cuestiones clave que prometen trastocar las reglas de juego del sector: la definición de una “tarifa federal de referencia” para todos los servicios urbanos y suburbanos; el rediseño de los recorridos de corta y larga distancia; la reformulación del sistema de distribución de subsidios para disminuir asimetrías entre el AMBA y el interior y, por último, la regularización de los permisos con convocatorias a licitaciones públicas para otorgar las nuevas concesiones de líneas locales e interurbanas.
Nota Editada en Letra P