Por Antonio Rossi
El aumento de hasta el 47% para los peajes de las autopistas urbanas que anunció el gobierno porteño de Horacio Rodríguez Larreta cuando aún no se habían acallado los ecos de las elecciones legislativas va camino a impactar tanto en los bolsillos de los usuarios y las usuarias como en los costos de los transportistas de cargas.
Si bien las nuevas tarifas entrarán en vigencia a partir del 1 de enero, en el actual contexto inflacionario no se descarta que las empresas de camiones opten por adelantarse con aumentos preventivos de los fletes que no tardarían en llegar a las cadenas productivas y a los precios finales que paga el consumidor.
Tras haberlos guardado bajo siete llaves durante la campaña electoral, la administración porteña salió a comunicar los ajustes en las autopistas urbanas solo 72 horas después de que se conocieran los resultados de las urnas.
Para morigerar el costo político inicial de los incrementos, los funcionarios capitalinos concentraron junto con los peajes los anuncios de las nuevas tarifas establecidas para la Verificación Técnica Vehicular (VTV) -subirá de $2.665 a $4.024 para autos y de $1.002 a $1.513 para motos-; el estacionamiento medido -de $30 a $45 la hora- y los viajes en taxis, que tendrán una actualización del 30% que llevará la bajada de bandera a $111 y el valor de cada ficha diurna a $11,10.
En el caso de las autopistas, los aumentos que oscilan entre el 45% y 47% se aplicarán en la 25 de Mayo, Perito Moreno, Illia y el Paseo del Bajo. El peaje para los automóviles en el horario pico en la 25 de Mayo y Perito Moreno trepará de $148 a $215; en la Illia, la suba será de $61 a $88,50 y en el Paseo del Bajo la tarifa única para camiones y ómnibus pasará de $135 a $199.
Por más que tienen que pasar previamente por audiencia pública, las nuevas tarifas ya se dan por aprobadas debido al carácter meramente testimonial y no vinculante que tienen esa instancia de participación ciudadana en la cual el Ente Regulador de los Servicios Públicos capitalino concluye siempre a favor de los aumentos propuestos por el Gobierno pese a que la mayoría de las exposiciones son contrarias a los ajustes.
Convocada para el 22 de diciembre, la audiencia pública por los peajes presenta un dato más que llamativo. Pese a que se liberaron todas las restricciones y ya no hay más cupos para asistir a los estadios de fútbol, la administración larretista resolvió que la audiencia se realice solamente de manera virtual, lo cual les garantiza un control más estricto y sin desbordes de las entidades de profesionales y usuarios que rechazan los aumentos.
A la hora de justificar las subas, el gobierno porteño reiteró los cuatro argumentos básicos que ha venido esgrimiendo cada vez que se modificaron las tarifas: mantener la ecuación económico-financiera de la empresa AUSA; adecuar los peajes a las variaciones de precios de la economía; desalentar el uso de autos particulares y continuar con los planes de obras tendientes a conseguir mayores niveles de seguridad y fluidez vial.
Más allá de los planteos oficiales para defender los aumentos, los números de los últimos meses muestran que los peajes de las autopistas urbanas ya tuvieron en lo que va de este año dos ajustes: uno del 55% en enero y otro del 25% en abril. Con las nuevas tarifas, los peajes en el horario pico tendrán un aumento acumulado del 180% entre enero de este año e igual mes de 2022.
Según los registros históricos que lleva el coordinador del Comité Nacional de Defensa del Usuario Vial (Conaduv), Ricardo Lasca; desde que el PRO se hizo cargo del Gobierno de la Ciudad en 2007, los peajes de las autopistas 25 de Mayo y Perito Moreno han aumentado más del 12.000 %, mientras que en el caso de la Illia, las subas superan el 17.000 %.
Para Lasca, el peaje de las autopistas urbanas “dejó de ser el pago por la prestación de un servicio y se ha transformado en un impuesto al tránsito que genera mayores costos de transporte y más inflación”. De total de la tarifa que paga el usuario, el 50% se destina a obras públicas de la ciudad, el 40% corresponde a los gastos de explotación y mantenimiento de las autopistas y el 10% restante va a una cuenta especial para financiar obras ferroviarias y del Subte. Si se eliminan los recursos que AUSA desvía a obras que nada tienen que ver con las autopistas, los peajes tendrían que ubicarse por debajo del 50% de los valores actuales.
Camiones por las nubes
Al analizar la situación que enfrenta el transporte de cargas y el impacto en los fletes, Lasca advirtió que, con las nuevas tarifas, un camión de 5 a 7 ejes deberá pagar en el horario pico un peaje diario por entrar y salir de la Capital de $2.980.
Ese valor, que corresponde a un trayecto que no supera los 16 kilómetros, contrasta de manera significativa con los peajes de los restantes accesos y autopistas de la región metropolitana. En los 60 kilómetros de Autopistas del Sol, un camión similar en el horario pico abona por ida y vuelta 680 pesos. En el Acceso Oeste –56 kilómetros–, el vehículo de carga paga en horario pico una tarifa de ida y vuelta de 1.200 pesos. En la autopista Riccheri-Ezeiza-Cañuelas, el peaje ida y vuelta por 55 kilómetros es de $400. En la Buenos Aires-La Plata, la tarifa por 52 kilómetros llega a 860 pesos y en el Camino del Buen Ayre, el peaje que paga un camión por 24 kilómetros de ida y vuelta es de 620 pesos.
Los costos del transporte de cargas aumentaron entre enero y octubre 41% y se encaminan a cerrar 2021 casi a la par de la inflación minorista que enfila hacia el 50% anual. Según el Índice de Costos de Transporte (ICT) que elabora la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC), la marca en los primeros 10 meses del año ya superó la suba del 35% que se había registrado en 2020 y entre los rubros que más aumentaron sobresalen los neumáticos (85,1%), lubricantes (60,3%), patentes (52,7%), gastos generales (50%) y reparaciones (42%).
Nota Editada en LetraP