Por Antonio Rossi
La estación terminal de ómnibus de Retiro (ETOR) se convirtió en un nuevo motivo de disputa entre el gobierno nacional, encabezado por el presidente Alberto Fernández, y la administración porteña, conducida por Horacio Rodríguez Larreta. El Ministerio de Transporte tiene todo listo para inaugurar las obras de remodelación y mejoras de la terminal que llevó adelante la firma TEBA, la concesionaria privada de Retiro que desde hace más de dos décadas controla el polémico empresario Néstor Otero.
El pedido de Transporte para que la Ciudad proceda a rehabilitar el uso de la terminal se topó con la negativa del gobierno local, que, argumentando "razones epidemiológicas", decidió bloquear transitoriamente el uso de las instalaciones de Retiro y mantener operativa la estación Dellepiane, en el sur de la Ciudad.
Según la Ciudad, aún no están dadas las condiciones para poder reactivar el funcionamiento de la terminal por el riesgo sanitario que implicaría la coexistencia del movimiento de los pasajeros y la circulación habitual de los habitantes de la Villa 31.
Disconformes con la medida de la administración macrista, en los próximos días las autoridades de Transporte prevén volver a la carga para reabrir Retiro con la presentación oficial de las obras y arreglos que le cambiaron la cara y la fisonomía interna a la terminal. Si bien reconocen que solo están prestando el 44% de los servicios que operaban antes de la pandemia y que la cantidad de pasajeros apenas llega al 30% de la habitual, las empresas de ómnibus de larga distancia apoyan desde afuera la iniciativa de Transporte.
Las empresas consideran que la reanudación de la actividad en Retiro sería de gran ayuda para contrarrestar los mensajes de las autoridades sanitarias que desaconsejan los traslados en ómnibus y apuntalar la incipiente recuperación de los viajes al interior del país que se registra desde mediados de diciembre.
En los primeros meses de 2020, en medio de la crisis sanitaria y económica generada por el coronavirus, Transporte decidió "emprolijar" la situación contractual de TEBA que había dejado como herencia la gestión macrista del exministro Guillermo Dietrich. En ese momento, la terminal tenía la concesión vencida tras tres intentos de reprivatización que habían fracasado. Además, sus instalaciones y servicios estaban en pésimo estado, con numerosos reclamos y quejas de los usuarios que no eran atendidos.
Frente a ese panorama, el ministerio que conduce Mario Meoni adoptó tres medidas: nombró un trío de veedores para relevar el estado de la terminal y proponer un plan de contingencia, prorrogó el contrato en forma temporaria hasta que se llamara a una nueva licitación y aumentó el canon desactualizado de 100.000 pesos mensuales que venía pagando TEBA a 3.654.000 pesos por mes.
Luego del relevamiento efectuado por los inspectores oficiales, se acordó con la concesionaria la realización de una programa de obras prioritarias para la refuncionalización de la terminal que incluyó, entre otros arreglos y mejoras, la reconfiguración de los accesos y sentidos internos de circulación, la reconstrucción de los baños y la instalación de cuatro escaleras mecánicas nuevas. También se acordó el recambio de los pisos y cielorrasos deteriorados, un nuevo sistema lumínico y la modernización de la señalética y de los canales de informes y comunicaciones a los pasajeros.
Un controller eterno
Tras haber ingresado en los inicios de la década del 90 como accionista minoritario, Otero logró quedarse a los pocos años con el control total de TEBA. El empresario arrastra actualmente una condena firme por haberle pagado dádivas al exsecretario de Transporte Ricardo Jaime y se encuentra procesado y con prisión domiciliaria en la causa de los cuadernos de las coimas. Sin embargo, ha logrado sobrevivir como operador de la principal terminal de ómnibus del país a todas las administraciones que se sucedieron en los últimos 25 años.
Si bien era conocido en el ámbito del transporte, su nombre comenzó a sonar con más fuerza a mediados de 2005, cuando Jaime y el expresidente Néstor Kirchner le extendieron en forma directa y por diez años más el contrato de Retiro. A partir de 2015, Otero se las ingenió para seguir explotando la terminal con sucesivas prórrogas que fueron concediendo los gobiernos de turno que nunca pudieron llevar a buen puerto los intentos de relicitación de Retiro.
Ahora, en el equipo de Meoni prometen que, una vez que logren rehabilitar la terminal, van a poner en marcha un nuevo proceso licitatorio para seleccionar al futuro operador. Los cuadros técnicos del ministerio y de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) están elaborando los pliegos y, si se cumplieran los plazos estipulados, en tres meses llamarían a licitación para adjudicar la nueva concesión en los primeros meses de 2022.
Por lo sucedido en las tres convocatorias fallidas que llevó adelante Dietrich, en las cuales la empresa de Otero había presentado las mejoras ofertas, la gestión actual no descarta que en la próxima licitación TEBA vuelva a ser la ganadora debido a que no existen otras competidoras locales que tengan su experiencia y conozcan a fondo el día a día y los vericuetos que tiene el negocio de operar una terminal como Retiro, que en épocas normales concentra un movimiento diario de 1.500 ómnibus y 60.000 pasajeros.
Por el avance de la pandemia, los servicios de larga distancia estuvieron totalmente paralizados del 19 de marzo pasado hasta los primeros días de noviembre. Cuando se reanudaron los viajes, el Gobierno de la Ciudad resolvió autorizar solo un 20% de los servicios habituales, que pasaron a operar desde la terminal Dellepiane. Ubicada en la avenida Perito Moreno al 3.900 en Villa Soldati, tiene la particularidad de que también está bajo la órbita de una empresa controlada por Otero: Transportes Terrestres Argentina (TTA).
Nota Editada en LetraP