Por Antonio Rossi
La nueva composición del gabinete nacional --que tiene al timonel del Frente Renovador y hasta ahora titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa como nueva figura estelar al comando de las áreas de Economía, Agricultura y Desarrollo Productivo-- va camino a sumar otra modificación relevante que afecta a dos carteras ministeriales que fueron creadas tras llegada de Alberto Fernández a la Casa Rosada.
Si bien aún no ha sido anunciada oficialmente; tanto en el círculo del massismo, como en los despachos de los funcionarios involucrados ya dan como firme la fusión de los ministerios de Obras Públicas, que dirige Gabriel Katopodis, y el Transporte piloteado por Alexis Guerrera en una megaestructura con un presupuesto multimillonario que constituye una bomba de recursos y gestión que pueden resultar determinantes en la campaña electoral 2023, objetivo mayor del tigrense.
La conducción de la nueva cartera ministerial quedaría en cabeza de Katopodis, pero todas las botoneras y cargos del área de Transporte seguirán en manos del actual staff de funcionarios del sector que responden a Massa.
Más que un reordenamiento de fondo, la unificación de esos ministerios constituye en lo formal un gesto del hombre fuerte de Tigre orientado a compensar, en parte, su fuerte avance sobre otros espacios del Gobierno.
El hecho de que Katopodis pase a comandar las áreas de Obras Públicas y Transporte no implica, a priori, que vaya a tener vuelo propio y más protagonismo dentro del nuevo gabinete.
Tras sus últimos movimientos de acercamiento a la vicepresidente Cristina Kirchner y a los referentes renovadores que lo alejaron de la órbita del albertismo, Katopodis se perfila ahora para ser un engranaje destacado que estará subordinado a la nueva estructura de poder montada por Massa para tratar de revertir la crisis económica y la debilidad política que arrastra el gobierno y, a la vez, para cimentar sus aspiraciones presidenciales con vistas al año próximo.
Ya sea para poder sostener su plan de obras públicas, como para afrontar las inversiones y los pagos de los subsidios vigentes en el universo del transporte, Katopodis va depender, más que antes, de la lapicera y la transferencia de fondos que dispongan los funcionarios económicos que desembarquen con el superministro.
El presupuesto de Obras Publicas para este año es de $610.000 millones y ya lleva ejecutados $340.000 millones. Le restarían hasta fin de año $270.000 millones, sin contar los ajustes por inflación que se puedan autorizar. A esa masa de recursos, se suman los subsidios mensuales de Transporte a los colectivos, que llegan a casi $30.000 millones por mes. Para los trenes van otros $18.000 millones mensuales y alrededor de otros $50.000 millones para las obras en ejecución hasta diciembre. De yapa, Aerolíneas Argentinas requerirá de la nueva megaestructura alrededor de 1,5 millón de dólares diarios para cubrir su déficit de funcionamiento.
En principio, el mecanismo de integración de las dos áreas en juego contemplaría la asunción de Guerrera como nuevo “secretario de Transporte” y el descenso de categoría de las cuatro secretarias que tiene hoy su ministerio al rango de subsecretarías de la nueva cartera.
Por su parte, las empresas ferroviarias estatales—ADIF, SOFSE, FASE y Belgrano Cargas y Logística—seguirían sin cambios y bajo las riendas de los actuales titulares que provienen del massismo.
La misma línea de continuidad se prevé en el manejo de Aerolíneas Argentinas y de los entes del sector aerocomercial que están controlados por referentes del kirchnerismo.
TEMAS MAS URGENTES
En Transporte, uno de los temas más urgentes que está pendiente y a la espera de una definición del área económica es el referido al pago de los subsidios tarifarios a las líneas de colectivos del AMBA.
Las empresas de la región metropolitana vienen exigiendo la liquidación de $ 17.000 millones de compensaciones económicas atrasadas. En medio de ese reclamo, Guerrera tiene en curso la aplicación de un ajuste tarifario del 40% para los colectivos y trenes que unen la Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Y el gremio de los choferes de la UTA amenazó con un primer paro nocturno de servicios a partir del próximo martes si los empresarios no modifican su negativa a reabrir la paritaria salarial y a pagar un bono de $ 25.000 en agosto.
A eso se suma la embestida de los gobiernos provinciales y municipales por un mayor desembolso de subsidios nacionales para los colectivos urbanos del interior. Hasta ahora, Transporte tiene presupuestado un monto total de subsidios para las líneas del interior de $ 36.000 millones anuales. Frente eso, las provincias agrupadas en el COFETRA (Comité Federal de Transporte) reclaman elevar esa ayuda a $ 59.500 millones anuales, tal como figura en el proyecto de ley aprobado en la comisión de Transporte de Diputados.
En tanto, uno de los pilares de la gestión de Guerrera y que le ha permitido a Massa salir a hacer campaña en el Conurbano y en los varios lugares del interior del país es el actual programa de modernización ferroviaria. Junto con la inauguración de obras de renovación de vías y remodelación de estaciones, la reactivación ferroviaria ha incluido también el restablecimiento de varios servicios de pasajeros en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, San Luis, Entre Ríos, Salta, Santiago del Estero y Chaco.
Tanto el mantenimiento de esos trenes que fueron rehabilitados, como la continuidad de las inversiones dependerán ahora de la lapicera de Massa, quien deberá darle vía libre a las partidas de recursos que fueron previstas a principios de año en medio de la actual crisis económica y el inevitable ajuste que se viene para el sector público y las empresas estatales.
Nota Editada en Transporte y Logística