Por Antonio Rossi
Eclipsada por la disputa del Gobierno con las petroleras por la falta de combustible, la empresa estatal Enarsa dio el puntapié inicial para poder completar la segunda etapa del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK) con una atípico llamado a licitación destinado a la compra de los 524 kilómetros de caños y tuberías que se utilizarán en el tramo que va desde Salliqueló (Buenos Aires) hasta San Jerónimo (Santa Fe).
A diferencia de lo que pasó con las cañerías de la primera etapa Tratayen-Salliqueló que se adquirieron con recursos presupuestarios, ahora las empresas interesadas deberán presentar sus ofertas con propuestas de financiamiento, condición que limita la lista de los posibles proveedores y deja abierto el precio final que terminará pagando el Estado.
La decisión de llevar adelante la primera licitación del segundo tramo del GPNK bajo este parámetro no hace más que evidenciar las serias dificultades económicas y financieras que enfrenta el Gobierno para poder encarar la obra con fondos propios.
Inicialmente, la Secretaría de Energía que conduce la massista Flavia Royón y las autoridades de Enarsa habían explorado sin éxito la posibilidad de que las principales petroleras y productoras de gas direccionen parte de sus inversiones a la concreción de las obras.
Presión del FMI
Además de la escasez de recursos propios y la ausencia de inversores privados, el Gobierno también tiene que hacer frente a la presión que viene ejerciendo el FMI -y que se va camino a acentuarse después del balotaje- para que las autoridades económicas profundicen la reducción del gasto público y achiquen el déficit fiscal con el fin de poder mantener en pie el acuerdo vigente y los próximos desembolsos de fondos.
Lo está en juego en esta licitación es el suministro de caños de 36 pulgadas de espesor, 12 metros de largo y unos 5.000 kilos de peso cada uno. Para esta nueva etapa se estima que serán necesarios más de 43.000 tubos, lo que demandará unos 8.600 viajes en camión hasta los distintos frentes de obras que se fijen a lo largo de la traza.
La obra de la segunda etapa del GPNK tendrá una extensión de 524 kilómetros y abrirá la posibilidad de abastecer a grandes ejes urbanos e industrias del centro y norte del país. En San Jerónimo, además, se podrá acoplar con el Gasoducto Norte de TGN y otros dos gasoductos que permitirán incrementar las exportaciones a Uruguay y Brasil.
Una vez que esté terminada, la extensión del GPNK permitirá incrementar los despachos de gas no convencional de Vaca Muerta hasta unos 39 millones de metros cúbicos diarios (MM3/día), lo cual representa casi un 25% más que la actual capacidad de transporte que tiene la red troncal de gasoductos.
Licitación: quiénes son los principales candidatos
Al igual que las licitaciones del primer tramo y las correspondientes a las obras de reversión del Gasoducto Norte, el principal candidato que pica en punta para quedarse con la provisión de los caños vuelve a ser el grupo Techint.
El holding que lidera Paolo Rocca ya contaría con un compromiso de financiamiento del BNDES del Brasil de hasta u$s690 millones para el suministro de las chapas y la fabricación de los caños que quedarían a cargo de la brasileña Confab y la local Siat Tenaris, dos empresas controladas por Techint.
En principio, la presentación de las ofertas quedó fijada para el 1 de diciembre, 9 días antes de que asuma la nueva administración encabezada por el ganador del balotaje.
En cuanto a los u$s1.300 millones restantes que demandarían las obras de ingeniería y montaje del gasoducto, hasta ahora no hay mayores precisiones acerca de quién aportará los fondos y cuándo se lanzará el llamado a licitación.
Definición en puerta para el Gasoducto Norte
Mientras busca captar la mayor cantidad de ofertas posibles para los caños del GPNK, la conducción de Enarsa que encabeza el santacruceño K, Agustín Gerez tiene que definir en las próximas horas la adjudicación de las obras de reversión del Gasoducto Norte.
El consorcio integrado por Techint y SACDE -la constructora de Marcelo Mindlin y los principales ejecutivos de Pampa Energía- presentó la oferta más baja para la ingeniería de detalle y las obras de reconversión del gasoducto que permitirán reemplazar el gas que deja de enviar Bolivia con una mayor producción local de Vaca Muerta.
La oferta inicial ascendió a $146.996 millones con un descuento adicional de 3,80% que bajó el precio final a $141.410 millones que representan alrededor de u$s405 millones al tipo de cambio oficial. En segundo lugar quedó la propuesta de BTU de $183.384 millones, equivalentes a unos u$s523 millones.
Si bien ya tendrían que haber definido la adjudicación, las autoridades de Enarsa se toparon con un obstáculo legal y económico. El monto más bajo cotizado por Techint-SACDE quedó por encima del presupuesto oficial de referencia que se había fijado al momento de llamar a licitación.
Para superar ese escollo, ahora los abogados de la empresa estatal se aprestan a firmar un nuevo dictamen con los ajustes por inflación y la inclusión de ítems que no se habían previsto que permitirá convalidar la contratación y no tener que dar de baja el proceso licitatorio realizado contrarreloj para que las obras puedan estar terminadas antes del próximo período invernal.
Fuente: iProfesional