Por Antonio Rossi
En medio del conflicto salarial con los pilotos y aeronavegantes sobre el destino de Aerolíneas Argentinas, el gobierno de Javier Milei puso en marcha la reorganización y racionalización del sector ferroviario con el cierre de una las cinco empresas que integran el holding estatal de los trenes.
En el marco de la emergencia ferroviaria, la administración libertaria resolvió eliminar la empresa Desarrollo del Capital Humano Ferroviario (Decahf) y transferir sus funciones, personal y dependencias a la órbita de Ferrocarriles Argentinos Sociedad del Estado (FASE).
Con un plantel operativo actual de 420 agentes, Decahf tiene como tareas principales la capacitación y asistencia técnica; la administración y resguardo de documentación legal e histórica; y el pago de sueldos del Belgrano Cargas y los trenes de larga distancia.
Bajo su órbita está el Centro Nacional de Capacitación Ferroviaria (Cenacaf), creado en 1985 tras un convenio de cooperación técnica con Japón; y el Museo Nacional Ferroviario Raúl Scalabrini Ortiz, que fue fundado en 1971 y conserva numerosos objetos, elementos y bienes históricos.
La empresa Decahf también está a cargo de la gestión del Patrimonio Histórico Documental Ferroviario, que engloba más de 1.280.000 legajos del personal de todas las líneas, libros de sueldos, historias clínicas, fichas de cada uno de los exempleados y 131.700 archivos de planos de piezas, herramientas, maquinarias, locomotoras, vagones, estaciones y puentes.
Reorganización ferroviaria
Por medio de la resolución 35/24, la Secretaría de Transporte que comanda Franco Mogetta resolvió transferir, a partir del 1° de octubre, la totalidad de la estructura y empleados de Decahf a FASE, la compañía creada en 2015 como cabeza del grupo ferroviario estatal que tiene a su cargo “la articulación y coordinación de las políticas y los planes de inversiones de las empresas del sector responsables de las obras de infraestructura y los servicios de pasajeros y cargas”.
La gestión mileísta justificó la readecuación y racionalización de Decahf con el argumento de que “resulta fundamental orientar el destino de los fondos públicos hacia el objetivo primordial de maximizar las inversiones y los recursos empleados para la prestación de un servicio ferroviario en condiciones de eficiencia y seguridad, que únicamente puede lograrse a través del rigorismo en la imputación presupuestaria que debe ser focalizada exclusivamente en la seguridad operativa”.
Consideró, además, que en el marco de la emergencia pública ferroviaria, que rige desde principios de junio, “corresponde hacer en el plano institucional una revisión de la organización y funcionamiento de las distintas empresas del sector ferroviario con el objetivo de mejorar la eficacia y eficiencia, tanto en la toma de decisiones, como en la implementación de las políticas públicas”.
La motosierra de Javier Milei
Durante la gestión de Alberto Fernández el área de Transporte estuvo bajo el manejo del massismo. En ese tiempo, Decahf sumó a sus funciones principales varias tareas adicionales como el mantenimiento del Museo Ferroviario Nacional, la administración de los talleres de Junín, la revalorización cultural de estaciones en el interior del país y las corridas del Tren Museo Itinerante y el servicio turístico Mercedes-Tomás Jofré.
Desde la asunción de Milei, la empresa comenzó a sentir el paso de la motosierra. Según datos oficiales, el plantel de 1.232 personas empleadas que tenía en noviembre del año pasado se redujo un 66% y actualmente llega a 420 agentes.
En materia de contratación de servicios, el ajuste alcanzó al 95%: de 579 que había a fines de 2023 quedaron apenas 30 personas contratadas.
El doble ajuste administrativo
En cuanto a la estructura administrativa, el cierre de Decahf conlleva -de acuerdo con los números de Transporte- un recorte de 16 puestos jerárquicos y otro de 14 cargos superiores en FASE.
De esta manera, las cúpulas orgánicas de ambas empresas, que a fines del año pasado comprendían 37 cargos, quedan ahora reducidas a 14 gerencias y direcciones.
El encargado de llevar adelante el proceso de transferencia y reordenamiento de FASE para incorporar la estructura de Decahf es Federico Canedi, actual presidente de las dos empresas.
Abogado y procurador oriundo de San Salvador de Jujuy, Canedi llegó a principios de año como gerente general Operativo de Decahf.
Tras la asunción de Guillermo Francos al frente de la Jefatura de Gabinete, Canedi escaló posiciones en el sector y pasó a concentrar los cargos de titular de FASE y Decahf y de vicepresidente de la Sociedad Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado (SOFSE), cuyo número uno es el randazzista Matías Galparsoro.
Primera parada rumbo a la privatización
La absorción de Decahf por parte de FASE constituye la primera movida oficial destinada a reducir y reconfigurar el tablero ferroviario estatal.
De las cuatro empresas estatales que quedan ahora, hay dos que ya tienen el aval del Congreso para ser privatizadas. Una de ellas es la SOFSE, que opera los trenes de pasajeros metropolitanos, regionales y de larga distancia. En igual condición se encuentra la compañía Belgrano Cargas y Logística, encargada de los servicios de cargas de las líneas Belgrano, San Martín y Urquiza.
En tanto, las otras dos empresas del sector, FASE y la Administración de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), no cuentan, por ahora, con el aval legislativo para pasar a manos privadas.
En el caso de la ADIF, los equipos técnicos de Transporte ya estarían evaluando una eventual reasignación de tareas y traspaso de personal al ámbito de FASE.
Nota Editada en LetraP