Este domingo por la tarde, la central nuclear Atucha I saldrá de funcionamiento del sistema eléctrico y comenzarán las obras para extenderle la vida útil por 20 años más. Estará durante 30 meses fuera de servicio para que se le actualicen varios componentes, incluida la turbina. Las obras costarán US$670 millones, que serán financiadas con aportes del Tesoro.
Atucha I fue la primera central nuclear construida en toda América Latina. Entró en funcionamiento comercial hace 50 años, el 24 de junio de 1974. Tiene una potencia de 362 megavatios eléctricos (MW) y aporta en promedio el 1,86% del total de la demanda eléctrica del país. En la Secretaría de Energía analizaron la posibilidad de que la central esté disponible para el verano, cuando se teme que haya cortes de luz por las altas temperaturas, pero la Autoridad Regulatoria Nuclear les negó esa alternativa. La salida de funcionamiento de Atucha I está programada desde noviembre de 2022.
La usina es uno de los tres reactores nucleares que opera y mantiene la estatal Nucleoeléctrica Argentina (NASA), cuyos accionistas son el Ministerio de Economía (79%), la Comisión Nacional de Energía Atómica (20%) y Energía Argentina (Enarsa). La empresa es una de las que el Gobierno listó como posible privatizable en la Ley Bases. Según lo aprobado en el Congreso, el 49% del paquete accionario de NASA podría pasar a manos privadas. Las estimaciones preliminares de analistas conocedores del sector señalan que la compañía podría tener una valuación total de entre US$560 millones y US$1000 millones.
NASA es una de las pocas empresas estatales superavitarias. En su último balance presentado, el 31 de marzo pasado, la compañía mostró ingresos por $211.481 millones, gastos por $82.581 millones e inversiones por $953 millones. Sin embargo, debido al artículo 37 de la ley 24.065 de mercado eléctrico, NASA no puede tener utilidades, lo cual la perjudica para pedir un crédito.
La empresa estatal todavía está negociando con el Ministerio de Economía el cobro de los US$180 millones que le debe Cammesa por los tres meses de venta de energía eléctrica no pagada durante el verano. A diferencia de las otras generadoras eléctricas y productoras de gas, NASA no recibió el bono AE38 como medio de pago por la deuda acumulada.
Una de las críticas que se le hace en el sector a la empresa estatal es la cantidad de empleados que tiene en la sede central, donde se llevan adelante las tareas administrativas (el edificio que está en General Paz y Panamericana). NASA tiene alrededor de 3100 empleados.
La relación óptima para un operador entre potencia eléctrica y plantilla laboral debería ser entre 1 y 1,2 empleados por MW de potencia, explican en el sector. Esto equivaldría a 2116 empleados, si se tiene en cuenta que NASA tiene una potencia de 1763 MW entre las tres centrales.
“NASA tiene reactores que en otras centrales del mundo no tienen con tecnología muy diferente. Atucha I y II son centrales únicas en el mundo, con lo cual necesitamos tener personas entrenadas para el mantenimiento. En España, por ejemplo, la mayoría son rectores Westinghouse, de tecnología estadounidense, que hay por toda Europa y en Estados Unidos. Entonces hay empresas que se dedican a hacer ese mantenimiento anual. El otro tema es que nosotros tenemos tres centrales, una chica y dos medianas, comparado con las centrales de 1300 MW que operan en el mundo. Por eso, si haces el cálculo por cantidad de MW, te da esa relación, pero si lo haces por cantidad de centrales, el número es básicamente el mismo que tenemos nosotros”, explicaron en la empresa.
En los 10 meses de gestión de Javier Milei, Nucleoeléctrica cambió de presidente dos veces. El primer titular fue Luis Fasanella, quien llegó al cargo de la mano de Nicolás Posse. Luego de que el exjefe de Gabinete fuese despedido, el asesor presidencial Santiago Caputo quedó a cargo de las empresas públicas, incluida NASA, y designó como nuevo presidente a Alberto Lamagna, quien asumió a principios de este mes.
Lamagna es un conocedor del sector, ya que desde 2016 ejerció en distintos cargos en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), bajo las presidencias de Mauricio Macri y Alberto Fernández. También tuvo un breve paso como parte del grupo técnico de trabajo de la campaña presidencial de Daniel Scioli.
Su nombre llegó a Caputo a través del actual subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro “Gallito” Álvarez, hijo del histórico dirigente peronista, fundador de la organización Guardia de Hierro, junto con Roberto “Pajarito” Grabois, padre del dirigente social.
El objetivo principal de Lamagna es poner a punto NASA para privatizar el 49% de las acciones, como dice la Ley Bases. El ejecutivo sigue de esta manera los lineamientos de Diego Chaher, titular de la Agencia de Transformación de las Empresas Públicas, una unidad transitoria creada bajo la órbita del Ministerio de Economía.
De las tres centrales nucleares que hay en el país, Embalse, situada en Córdoba, es la segunda más antigua, después de Atucha I. Tiene una potencia de 656 MW y entró en su primer ciclo operativo el 20 de enero de 1984 hasta el 31 de diciembre de 2015. Luego de completar el proyecto de extensión de vida durante dos años y medios, por un costo total de US$2140 millones, volvió a entrar en funcionamiento el 4 de enero de 2019, e inició el segundo ciclo operativo por 30 años.
Atucha II, en tanto, es la central más nueva: comenzó a entregar energía a la red el 27 de junio de 2014, luego de que su construcción estuviera paralizada desde 1994 hasta 2006. Cuenta con una potencia de 745 MW y le resta una primera vida útil de 20 años. Las tres centrales nucleares aportan el 6,2% del total de demanda eléctrica del país.
Fuente: La Nación